Mostrando entradas con la etiqueta Albert Camus. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Albert Camus. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de junio de 2008

El estado de sitio

Creo que fue exactamente hace dos días que dije: "mmm, ya leí todo el teatro de Sartre y de Camus... ¿Ahora qué leo? ¡Ya sé! Tragedias griegas." Y me leí "Prometeo encadenado", pero al terminarla, ayer en la noche, dirigí mi brazo ciegamente hacia mi estante más cercano y saqué una obra de Camus, justamente, que se llama "El estado de sitio", y me dispuse a empezarla, puesto que no la leía al menos desde hacía tres años.

Ahora, exiliado de mi propio ordenador hace una hora, encuentro la cita adecuada para poner acá.

DIEGO

¡Llegará el invierno!

VICTORIA

Pero contigo. ¿Recuerdas lo que me cantaste la primera vez? ¿No sigue siendo cierto?

DIEGO
Cien años después de muerto,
si la tierra me dijera:
¿Llegaste al fin a olvidarla?
Yo respondería: Aún no.
Ella calla.

DIEGO

¿No dices nada?

VICTORIA

La felicidad me ha apretado la garganta.

domingo, 16 de septiembre de 2007

¡Absurdo!

In his essays Camus presented the reader with dualisms: Happiness and sadness, dark and light, life and death, etc. His aim was to emphasize the fact that happiness is fleeting and that the human condition is one of mortality. He did this not to be morbid, but to reflect a greater appreciation for life and happiness. In Le Mythe, this dualism becomes a paradox: We value our lives and existence so greatly, but at the same time we know we will eventually die, and ultimately our endeavours are meaningless. While we can live with a dualism (I can accept periods of unhappiness, because I know I will also experience happiness to come), we cannot live with the paradox (I think my life is of great importance, but I also think it is meaningless). In Le Mythe, Camus was interested in how we experience the Absurd and how we live with it. Our life must have meaning for us to value it. If we accept that life has no meaning and therefore no value, should we kill ourselves?

o un burro dentro de un pozo...

domingo, 24 de junio de 2007

"No somos de este mundo, somos justos."

Fui a ver Los justos (como no podía ser de otro modo) y la verdad es que no me gustó mucho. No sé si culpar la puesta del grupo Forasteros, o si fue porque ya la había leído varias veces antes y la realidad simplemente no pudo contra la idea (no estoy citando a Hegel, por si acaso). De todos modos, valió la pena ir.

En otra nota, este jueves el honorable Víctor J. Krebs va a dictar una conferencia sobre Kierkegaard y Hegel en el Goethe Institut, y recomiendo su asistencia a mi selecto público lector. Puede ser una muy buena introducción para empezar a leer al gran filósofo danés (a Hegel que nadie lo lea, por favor).

Finalmente, un par de videos para la juventud de hoy que se aburre ante muchas palabras y pocas imágenes.

"Yer Blues, John. Yer Blues, John."


"That's my wife."


666

domingo, 17 de junio de 2007

Los justos

El próximo fin de semana es la última oportunidad para ver esta grandiosa obra de Albert Camus en territorio peruano. Resulta que me acabo de enterar que la están representando en el Club de Teatro de Lima (28 de julio 183 Miraflores). Las funciones son el sábado a las 8 y el domingo a las 6. El costo es de 10 soles, y 5 para estudiantes, pero no lo he comprobado empíricamente.

La obra está ambientada en la Rusia de comienzos del siglo XX, y tiene como protagonistas a un grupo de revolucionarios. Me tomaré la libertad (puesto que es mi blog y puedo hacer lo que quiera) de citar un pequeño fragmento.

Stepan: Todo el mundo miente. Lo que hace falta es mentir bien.
Voinov: No es fácil. Cuando era estudiante, mis camaradas se burlaban de mí porque no sabía disimular. Decía lo que pensaba. Terminaron por echarme de la Universidad.
Stepan: ¿Por qué?
Voinov: En la clase de historia, el profesor me preguntó cómo había construido Petrogrado Pedro el Grande.
Stepan: Buena pregunta.
Voinov: A sangre y latigazos, le contesté. Me expulsaron.
Stepan: Y luego...
Voinov: Comprendí que no bastaba con denunciar la injusticia. Había que dar la vida para combatirla. Ahora soy feliz.
Stepan: Y sin embargo ¿mientes?
Voinov: Miento, sí. Pero dejaré de mentir el día en que tire la bomba.


Todavía no he ido a verla, pero la he leído y es una de las mejores obras de Camus. Altamente recomendada.