Mientras comía una rica dona y tomaba un delicioso y aromático café cusqueño, también hacía mi ronda diaria por páginas de noticias, no de deportes, menos aún de política, ¡sino de videojuegos! Sí, este bloguero es un gran seguidor y amante de ese todavía no reconocido arte.
En todo caso, todo parecía un día de noticias normal, con anuncios de un nuevo Guitar Hero, un nuevo juego de Marvel, etc. Pero no exagero al decir que cuando vi esta noticia me quedé literalmente con la boca abierta, que por suerte pudo ser cerrada a tiempo antes de que cayera la primera gota de saliva sobre el teclado. Me refiero del anuncio que el estudio inglés Codemasters ha adquirido la licencia de los juegos de F1, que había pertenecido exclusiva a Sony por más de cinco años. Todavía recuerdo el día allá por el 2002 o 2003 en que esto fue anunciado, y pensé "2008... ala".
Pero el tiempo pasa tan rápido que me agarró de sorpresa. Lo que alguna vez soñé que fuese realidad, o sea, mi estudio favorito de juegos de carrera, autor de la serie TOCA y Colin McRae, encargándose de los juegos de F1, es ahora, bueno, justamente esa realidad.
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Ah, y por si no fuese poco, justo abajito estaba otra noticia que anunciaba que el nuevo juego de la serie Bond, basado en la nueva película Quantum of Solace (y mi segunda más anticipada después de The Dark Knight), estará hecho usando la misma tecnología que Call of Duty 4. Ojalá esto signifique el final de la asquerosamente larga racha de juegos asquerosamente malos de Bond.
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